El tatuaje: Historia y tradición
El tatuaje es una pieza clave de la historia de la humanidad, dentro de los estudios antropológicos, el tatuaje ha servido como un eslabón para determinar ciertos rasgos sociales y culturales de civilizaciones antiguas. Desde la prehistoria, hasta nuestros días, la modificación corporal ha estado presente como un factor determinante en sectores específicos de la población mundial.
Primera parte: El tatuaje en la Antigüedad
La historia de este oficio se remonta a la Edad de Piedra con el descubrimiento, el 19 de septiembre de 1991 en un glaciar situado en la frontera entre Austria e Italia, de un cazador de la era Neolítica (5,300 años); Ötzi “el hombre del hielo”, tenía la espalda y las rodillas tatuadas.
Anterior a este descubrimiento, el registro de la persona tatuada más antigua descubierta, en 1981, era la sacerdotisa egipcia Amunet adoradora de Hathor, diosa del amor y la fertilidad, quien vivió en Tebas alrededor del 2,000 aC, y cuyos tatuajes son de un estilo muy similar a los de la momia del cazador: lineales y geométricos.
En Egipto se han encontrado escritos, restos físicos y obras de arte relacionadas con los tatuajes. El arte del tatuaje era femenino y era realizado por personas que estuvieran involucradas con la práctica de rituales. El hecho de tener un tatuaje implicaba la muestra de valentía o madurez. Los egipcios fueron los encargados de difundir esta práctica alrededor del mundo, llegando hasta el sureste asiático.
En Japón la evidencia más antigua de tatuaje viene desde el año 3,000 aC, hallada en unas figuras de barro que representan caras y dibujos de tatuajes. Estas figuras acompañaban a los muertos en el viaje a lo desconocido y es por esto que se cree que en esta región los tatuajes tenían un significado mágico y religioso.
Después en el año 297 aC se encontró una evidencia escrita en un libro Chino, donde decía que otro interés de los japoneses era usar los tatuajes como atributos decorativos, los que tatuaban eran los Hori (artistas japoneses de tatuajes) y eran considerados los maestros en su uso de colores, perspectiva e imaginación.
Los antiguos pobladores de la Polinesia fueron los primeros en grabarse motivos en la piel. Los hombres se tatuaban hasta tal punto que no quedaba un trozo de piel desnuda en su cuerpo. Es esta región del mundo la que tiene la reputación del tatuaje más artístico en el mundo antiguo, caracterizado por figuras geométricas.
De hecho el término tatuaje tiene un origen polinesio. Más concretamente en la palabra polinesia “ta” que significa golpear o en la expresión “tau-tau” utilizada para hablar del choque entre dos huesos.
Otro ejemplo de tatuaje en la antigüedad es el estilo Moko Maorí de Nueva Zelanda, un tatuaje tribal que identificaba a cada individuo y su estatus dentro de un grupo. Hacía a la persona única e inconfundible. Cuanto más complicado era el diseño del tatuaje mayor era el ascenso en su rango social. Se tatuaban de la cabeza a los pies, comenzaban a los 8 años y era un proceso lento y doloroso; los tatuajes se embellecían y renovaban durante toda la vida.
En sus espirales tatuados pensaban los maoríes que podían atrapar la energía cósmica, es por tal motivo que si un difunto no tenía tatuajes protectores, se tenía la creencia que una hechicera se comería sus globos oculares, dejando al alma ciega sin hallar el camino a la inmortalidad. Es por tal motivo que si alguien moría sin tatuajes, los maoríes tatuaban el cadáver.
En las Islas Marquesas “un cuerpo sin tatuar era un cuerpo estúpido”. Para ellos el tatuaje tenía un significado sexual; las mujeres se tatuaban los dedos de las manos y las orejas con finísimos dibujos y sobre la vulva símbolos obscenos, los hombres se tatuaban todo el cuerpo, la nariz, los parpados, la lengua y el cuero cabelludo. Asimismo contaba con un significado mágico y religioso, porque para ellos la piel tatuada era una armadura de protección física y espiritual. Cuando uno de estos hombres moría, sus mujeres le quitaban la piel, pues al guardián del paraíso le desagradaban los tatuajes, estando sin trazas de tatuaje, volvían al estado de pureza, podían ser enterrado en tierra sagrada y su espíritu podía elevarse al paraíso.
En la región de Myanmar (Birmania), cuenta la leyenda que un rey birmano viajaba por su reino cuando se encontró con una bella joven que pertenecía a la etnia Chin. El rey la cortejó y poco tiempo después la dejó abandonada. El resto de las mujeres al enterarse de lo ocurrido, asustadas de correr la misma suerte, pintaron sus caras de negro utilizando carbón. El truco del negro maquillaje duraba poco y con el tiempo se vieron obligadas a fijar el color negro en su piel de forma permanente mediante dibujos tatuados. Así, las mujeres Chin eligieron ocultar para siempre su belleza sin garantizar del todo con eso el rechazo del cruel rey. Esta tradición se ha mantenido viva durante siglos.
En el pueblo indígena de Taiwán, Taroko, hasta la ocupación japonesa había existido la costumbre de hacerse tatuajes faciales al llegar a la adultez. Una vez que las jóvenes aprendían a tejer y los jóvenes aprendían a cazar, se hacían tatuajes en el rostro. Se creía que solamente aquellos que llevaran tatuajes faciales serían autorizados a cruzar el Puente del Arco Iris hacia el cielo después de la muerte. Las administraciones coloniales japonesas y chinas, sin embargo, prohibieron la costumbre, que terminó cayendo en desuso. En la década del noventa, la población de antiguos Taroko que todavía tenía tatuajes faciales casi había desaparecido.
En China el hecho de tener un tatuaje significaba castigo, para ellos era una deformación del cuerpo y algo totalmente indeseable. Un claro ejemplo es el del general Yueh Fei, quien en medio de una batalla hizo cosas indeseadas para su país y su madre en forma de castigo le hizo un tatuaje de cuatro letras en la espalda que decía “jin zhong bao guo” lo que quiere decir “Servirle a su país con su absoluta lealtad”.
Segunda parte: El tatuaje moderno
Los europeos redescubrieron el tatuaje durante la exploración del Pacífico meridional en los años 1770. Los marineros los tomaron como un símbolo de identificación tras laPrimera Guerra Mundial.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis tatuaban a los prisioneros con un doble significado: identificación y humillación, porque la ley judía prohibía las marcas en el cuerpo.
Posteriormente nace el estilo denominado Old School, surgieron en tiempos complicados para el mundo. En plena Segunda Guerra Mundial, se popularizó el gusto por el tatuaje, y se empezaron a realizar una serie de diseños que tenían ciertas características en común. La primera y principal es que muchos de ellos tenían una temática patriotica. Comprensible para la época, en años en que se debía luchar por la patria arriesgando la propia vida.
En las cárceles, la práctica del tatuaje pone al descubierto un submundo de significados ocultos. Los presos fueron uno de los primeros grupos que usaron los tatuajes para diferenciarse del resto de la sociedad, ya sea como señal de rebeldía o como símbolo de pactos entre logias carcelarias. Para reafirmar su identidad muchos presos eligen tatuarse su nombre entero o sus iniciales.
Esta forma de escritura permite observar la superficie de la piel como lectura iconográfica mediante la cual se descubre lo biográfico, se pueden reconstruir fragmentos de la vida del preso a través de sus tatuajes. Los mensajes que los presos reproducen en sus tatuajes conforman una verdadera gramática de la piel.
En Rusia, el tatuaje tiene un complejo sistema de símbolos que pueden leer para dar bastante información sobre su dueño. No sólo los símbolos tienen significado, pero la zona del cuerpo en el que se encuentre puede ser significativo también.
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